Análisis crítico de la marcha del TIPNIS desde la marcha
Por: Zergio
Una buena víctima vale más que el oro puro en la sociedad del espectáculo. Los monstruos humanos, los seres espectacularmente deformes (que los nobles coleccionaban y los circos exponían) son probablemente un buen ejemplo del arquetipo de la víctima.
Cristo (carneado) en la cruz es otro buen ejemplo de la misma forma.Los primeros son seres sin estado previo, nacidos víctimas de la naturaleza, del azar genético, de la ira de dios, de la moralidad de la época, o del mal comportamiento de sus padres.
El segundo es un pacífico y algo afeminado hombre, presumiblemente inocente de toda culpa, sometido, azotado, humillado, torturado y expuesto como rancio pedazo de carne sobre una cruz, castigado por el poder del imperio.
En todos los casos el grado de sufrimiento de la víctima y su capacidad para
conmover a los espectadores determinarán su valor en el mercado del espectáculo mediático, social y político. Todo dependerá, entonces, de cuánta sangre y dolor se derramen, en qué forma, y cuánto de todo eso nos salpique.
El lucro del dolor y sociedades que dependen de las víctimas
La forma en que lucran con el dolor las telenovelas es fácilmente observable. La medida en la que el héroe (de las películas de acción) es también una víctima de la situación, es visible en la imagen del rostro de Rocky al final de su primera película (apaleado pero triunfante) o en el rostro de Frodo antes de deshacerse del anillo maldito.
El hecho de que la mayor parte de la comedia que conocemos sea fundada sobre la humillación o agresión a alguien, es otra prueba de lo dependientes que somos de la existencia de víctimas. Las victimas mueven la economía, agitan las fuerzas sociales y dinamizan la política. La doctrina del shock, del lucro a través de la crisis fabrica víctimas sociales y estados sociales de miedo. Una vez expuesta la vulnerabilidad de las posibles o efectivas víctimas, se procede a ejecutar medidas que en otras condiciones no hubieran sido aceptadas. Así con buenas víctimas se dinamiza al mercado, se desatan las fuerzas sociales y se da movimiento a la economía.
Las tácticas clásicas de presión social que conocen nuestros movimientos sociales, como la huelga de hambre, la crucifixión o las marchas extenuantes, están fundadas en cierta forma en el uso de esta economía de las víctimas.
Perfectas víctimas y perfectos criminales
Octubre del 2003, en El Alto, como el 11 de enero en Cochabamba, como la
humillación de campesinos en Sucre, como la masacre del Porvenir, como la
intervención a la marcha indígena por el TIPNIS, son claros ejemplos de cómo
se dinamiza la política gracias a un buen grupo de víctimas.
Cuesta creer, pero, en sus cálculos, algunos esperaban que por lo menos haya un muerto en la intervención a la marcha indígena por el TIPNIS; y en el mejor de los casos deseaban que sea un niño, no, perdón, esperaban que fuese un bebé.
¿Quién se beneficiaría con una ofrenda tan siniestra y pura como la de un bebé indígena muerto por la represión policial? Primero preguntemos: ¿Qué efectos causaría una víctima tan perfecta? La respuesta es obvia: la indignación general e indefinida. La indignación de los marchistas primero, luego la de la sociedad civil sensible, luego la de la sociedad civil contraria al gobierno, luego la de los miembros del gobierno incapaces de mantenerse indiferentes ante el suceso.
La buena víctima criminaliza contundentemente a su agresor. Y la buena víctima desmoraliza (sirve como ejemplo) a quienes podrían correr el mismo riesgo si se exponen, es decir que la perfecta víctima produce miedo, indignación y perfectos criminales a la vez.
Pensemos en los nazis, en Hitler. Pensemos en los judíos, en la imagen que nos han hecho crear de ellos. Su historia servirá todavía por muchos años para asustar a la gente de las posibilidades de un gobierno totalitario, servirá para inspirar indignación por lo sucedido, y servirá para sostener las imágenes del perfecto criminal y de la perfecta víctima. Ante el holocausto, los otros presidentes que sólo matan a unos cuantos no tendrían que parecernos tan siniestros. Ante el vilipendiado pueblo judío cualquier otra víctima no debiera parecernos tan terrible.
Además de lo ya dicho, como un subproducto, la víctima engendra solidaridad,
compasión; pone sensibles, vulnerables, impulsivos y distraídos a los
espectadores; quienes en tales condiciones pierden toda capacidad crítica y
toda capacidad de acción concreta y premeditada.
Ahora volvamos a nuestra primera pregunta, y la desglosemos en varios
cuestionamientos: ¿Quién se beneficia con la criminalización del actual gobierno?, ¿quién se beneficia con la sensibilización y vulnerabilidad de la
sociedad civil?, ¿quién se beneficia con la indignación de la sociedad civil? y ¿quién se beneficia con el miedo de los marchistas, y de los movimientos sociales que se oponen al Estado?
Probablemente la respuesta a las primeras tres preguntas sea la misma, el
principal beneficiario es alguien quien puede intentar realizar un golpe de
Estado camuflado. Pero una respuesta general a las cuatro preguntas podría
ser la siguiente: se beneficiarían los que se disputan el poder estatal, en cierta medida se beneficiarán quienes lo tienen ahora, en cierta medida los que creen poder conseguirlo. No olvidemos que cualquier perfecto criminal puede ser convertido fácilmente en una perfecta víctima. Así los marchistas indígenas pasaron rápidamente de secuestradores violentos (perfectos criminales para justificar una intervención) a ingenuas e inocentes víctimas de un Estado desalmado.
¿Quieren saber quién es capaz de desear, aunque sea, la muerte de un bebé indígena para beneficiarse, y quién es capaz de mover sus influencias para
tratar de conseguirlo? Yo también quiero saberlo. Parte de la responsabilidad la tiene el actual gobierno, parte de la responsabilidad la comparte sin duda la ultra derecha oriental e internacional opositora. Pero quienes ejecutaron realmente ese intento de fabricar una perfecta víctima son personas con capacidad de influencia en la policía, en ministerios del Gobierno, en la dirigencia marchista, en los medios de comunicación, y en las almas de los ingenuos, desprevenidos y sensibles espectadores de este show despreciable.
La Red contra el Racismo, la Discriminación y la Impunidad en Bolivia fue autoconvocada y auto-organizada por sectores de la sociedad civil, en 2008, con el propósito de promover políticas públicas de prevención y sanción contra el racismo y toda forma de discriminación
sábado, 15 de octubre de 2011
domingo, 9 de octubre de 2011
Por qué no voy a salir a marchar “en defensa del TIPNIS” DE REPRESIONES Y SALVAJES NOBLES IMAGINARIOS
Eso de pueblos indígenas lo han inventado para dividirnos.
. Dirigente de base, Sud Yungas, 2007
Por Alison Spedding Pallet
La autora, antropóloga inglesa con más de 20 años de residencia en Bolivia, se pregunta si las madres y bebés de la marcha fueron usados como escudos humanos ante la represión para levantar simpatías. “Sí me interesa la conservación de la biodiversidad, pero por eso lo que necesitamos son leyes ambientales que sean realmente efectivas”, finaliza Spedding.
Antes del domingo 25 de septiembre, día de la ya mundialmente famosa represión a la “marcha indígena”, una cadena heterogénea de simpatizantes se había unido a la marcha de los “pueblos indígenas en defensa del TIPNIS”. Entre otros, se encontraban “raleados” del MAS, como Lino Villca o Román Loayza, varios representantes del Movimiento Sin Miedo y otros de CONAMAQ. Incluso escuché por radio una entrevista a un vecino de Pampahasi, donde vivo en La Paz, presente en Chaparina al parecer por solidaridad con los “hermanos indígenas”. No está claro a estas alturas qué porcentaje de las personas marchistas (que acampan con varias carpas estilo iglú que no avergüenzan a ningún trekker extranjero del camino del Takesi) son realmente “indígenas de las Tierras Bajas”, y dentro de ese porcentaje, cuántas personas son efectivamente del TIPNIS y por tanto, son o serían directamente afectados por la carretera propuesta.
Otro elemento no aclarado es el contenido específico de los 16 (¿o cuántos?) puntos del pliego petitorio de la marcha. Se sabe que al menos uno de ellos refería a quejas respecto a la contaminación petrolera en Aguararagüe, lejos del TIPNIS, sitio en territorio guaraní. En algún momento un vocero de la marcha, cuestionado al respecto de este punto, explicó que dicha contaminación afectaba a fuentes de agua utilizado por los “hermanos indígenas del lugar” y por eso había sido incluido. Seguramente mi ignorancia referente a los otros 15 puntos se debe a mi descuido mediático; pero incluso un(a) espectador(a) distraído en las semanas pasadas no hubiera podido de sustraerse de la telenovela del TIPNIS. ¿Cómo es que entre tantas notas periodísticas no se ha expuesto con claridad las demandas de los 16 puntos? ¿También es parte del “complot mediático”?
La solidaridad entre “indígenas” también explicaría la presencia de simpatizantes de CONAMAQ; aunque no explica la hostilidad de los “interculturales” (ex colonizadores) de Yucumo y de Palos Blancos, cuyo origen regional no es distinto al de los militantes de CONAMAQ . Aunque claro, si se acepta la ortodoxia oficial de que para ser “indígena” lo único necesario es declararse (delante de un empadronador del Censo o cualquier otro interlocutor más o menos público) “miembro de un pueblo indígena originario” entonces las y los ‘interculturales’ no serían indígenas, no importa de dónde proceden ni qué prácticas culturales tengan.
Se sabe que la razón geopolítica (como dice el vicepresidente Álvaro García Linera) para la carretera propuesta es la conexión de Trinidad y el Beni directamente con Cochabamba y el occidente del país sin tener que pasar por Santa Cruz, y de esa manera deshacer el control que Santa Cruz ejerce sobre el departamento beniano. Esto en sí basta para explicar el apoyo de la Gobernación de Santa Cruz y grupos afines con la causa de “defensa del TIPNIS” rechazando la carretera. También explica porque Ernesto Suárez, -Gobernador del Beni y de hecho uno de los opositores más férreos del MAS- es uno de los pocos que no ha salido en defensa de la marcha.
Pero el debate sobre las conexiones del Beni con el resto del país se han evaporado en el calor generado por el ensalzamiento de dos de los poster children más sagrado de la actualidad: el medioambiente y los pueblos indígenas.
Sobre el medio ambiente sólo voy a decir que la caridad empieza en la casa. Practico la agricultura ecológica en los Yungas y rehúso usar bolsas de plástico en las tiendas. Los que sí han marchado en defensa del TIPNIS sabrán analizar sus prácticas cotidianas y evaluar cuánto impacto ecológico tienen. Si son consecuentes en su cotidianeidad o lo compensan con el impacto objetivo (más allá del sentido subjetivo de auto complacimiento) de unas horas gritando consignas en la calle a favor del TIPNIS. También me pregunto si los afiches callejeros pro parque que muestran un jaguar en una celda policial o a punto de ser atropellado (o tal vez ya atropellado) por una vagoneta en una carretera, hubiera sido tan atractivos si hubieran escogido como víctima animal, digamos, a algún batracio de aspecto repelente. Voy a enfocarme en los Pueblos Indígenas.
¿Manipulados o manipuladores?
Ahora voy a enfocarme en los pueblos indígenas. Cada vez que se habla de la represión de la marca ocurrida el 25 de septiembre, se repite que bebés, niños y mujeres, embarazadas entre ellas, habían sido víctimas de la misma. En Yungas se criticó desde un principio la presencia de tantos niños y niñas en la marcha: “Eso no es marcha”, dijeron. “Además vacíos están caminando, sus bultos están trayendo en una camioneta. Eso no es marcha”. Añadieron que siendo una medida de protesta, se da por supuesto que una marcha pueda ser reprimida en cualquier momento, y por ese motivo jamás se trae a menores, tampoco a personas de tercera edad.
En los inicios de la marcha, la Defensoría de la Niñez, entre otros, objetó la presencia de infantes, pero no fueron retirados. La explicación fue: “Así siempre caminan ellos”. Con toda la familia, porque son nómadas y se trasladan en grupo, o al menos salen todos juntos a recolectar en el monte o pescar en el río; o sea, estos pueblos son tan, pero tan encerrados en su inocencia prístina de salvaje noble que no son capaces de distinguir entre una marcha de protesta frente al gobierno nacional y un paseo familiar para recoger frutas silvestres. Es poco importante si esta versión se originó con la comisión de prensa de la propia marcha o de algún otro activista bienintencionado.
El noble salvajismo ha sido tragado, por ejemplo, por una locutora de Radio Deseo, propiedad del colectivo feminista Mujeres Creando quienes también se han subido al carro del TIPNIS, quien expresó el 4 de octubre “A ellos (los hermanos indígenas) les gusta estar colgado del árbol como monos, estar paseando en el monte. Si así quieren vivir ¡nadie tiene derecho de negarles! ¡Todos tienen derecho de vivir a su manera!”
Así que una vez que la carretera cruce el TIPNIS, los pobres inocentes ni siquiera van a seguir pasando por el monte, donde, supongo, las frutas caen desde las ramas directo a sus bocas porque aún habitan en el Jardín de Edén y por tanto no conocen el trabajo con el sudor de la frente. Debe ser cierto pues, por eso sale toda la familia a la marcha porque, a diferencia de los yungueños que sí son pecadores, no necesitan quedarse a trabajar.
Tergiversación mediática y niños muertos
Sabemos que en realidad no hubo tal bebé muerto. Lo que pocos destacan es que, al menos según el periódico Página Siete, el comunicado inicial que indicó que existió el niño fallecido, salió de la comisión de prensa de la misma marcha. Tal vez fue un error en la confusión del momento y no una manipulación intencionada para provocar la simpatía y susto del público, aunque ningún vocero de la marcha ha salido para explicar eso.
Curiosamente, aparte de algún ciudadano que llamó una mañana a la Radio Erbol , nadie ha dicho que fue una irresponsabilidad total de los dirigentes de la marcha dejar que las pobres madres con sus niñitos, más las que estaban embarazadas, quedaran en las proximidades del bloqueo de los colonizadores cuando, después del “jaloneo” con el Canciller, era obvio que iba a haber algún tipo de enfrentamiento, sea con los colonizadores o con la policía o con ambos. ¿Por qué no los retiraron en dirección a San Borja el sábado 24 por la noche? ¿O es que esos bebés y madres eran en realidad escudos humanos no declarados, y se les estaba poniendo en peligro intencionadamente con la idea que así se ganaría más apoyo? Como una estrategia mediática, no cabe duda que ha sido un éxito fantástico. Pero ¿quién lo ideó? ¿era justificado utilizar a población vulnerable para ese fin? Me ha dado asco ver tantas personas llorando por esos niños y madres sin preguntar ¿quién les mantuvo en el lugar cuando se veía venir la represión, una represión nada fuera de lo común en docenas de marchas y bloqueos a lo largo de los años?
Sí me interesa la conservación de la biodiversidad, pero por eso lo que necesitamos son leyes ambientales que sean realmente efectivas, es decir instancias y mecanismos administrativos que los pongan en práctica: no declaraciones efusivas y sentimentales sobre la Madre Tierra , y menos la búsqueda de apoyo a través de la promoción de la lástima y “salvajes nobles imaginarios”. Por eso cuando entren en la ciudad de La Paz, no voy a salir a marchar en defensa del TIPNIS.
Miles de familias indígenas viven en Bolivia sumidas en la extrema pobreza desde la creación de la República, en 1825. El Estado Plurinacional, creado con la nueva CPE aprobada en 2009 ha devuelto la esperanza de un nuevo destino.
. Dirigente de base, Sud Yungas, 2007
Por Alison Spedding Pallet
La autora, antropóloga inglesa con más de 20 años de residencia en Bolivia, se pregunta si las madres y bebés de la marcha fueron usados como escudos humanos ante la represión para levantar simpatías. “Sí me interesa la conservación de la biodiversidad, pero por eso lo que necesitamos son leyes ambientales que sean realmente efectivas”, finaliza Spedding.
Antes del domingo 25 de septiembre, día de la ya mundialmente famosa represión a la “marcha indígena”, una cadena heterogénea de simpatizantes se había unido a la marcha de los “pueblos indígenas en defensa del TIPNIS”. Entre otros, se encontraban “raleados” del MAS, como Lino Villca o Román Loayza, varios representantes del Movimiento Sin Miedo y otros de CONAMAQ. Incluso escuché por radio una entrevista a un vecino de Pampahasi, donde vivo en La Paz, presente en Chaparina al parecer por solidaridad con los “hermanos indígenas”. No está claro a estas alturas qué porcentaje de las personas marchistas (que acampan con varias carpas estilo iglú que no avergüenzan a ningún trekker extranjero del camino del Takesi) son realmente “indígenas de las Tierras Bajas”, y dentro de ese porcentaje, cuántas personas son efectivamente del TIPNIS y por tanto, son o serían directamente afectados por la carretera propuesta.
Otro elemento no aclarado es el contenido específico de los 16 (¿o cuántos?) puntos del pliego petitorio de la marcha. Se sabe que al menos uno de ellos refería a quejas respecto a la contaminación petrolera en Aguararagüe, lejos del TIPNIS, sitio en territorio guaraní. En algún momento un vocero de la marcha, cuestionado al respecto de este punto, explicó que dicha contaminación afectaba a fuentes de agua utilizado por los “hermanos indígenas del lugar” y por eso había sido incluido. Seguramente mi ignorancia referente a los otros 15 puntos se debe a mi descuido mediático; pero incluso un(a) espectador(a) distraído en las semanas pasadas no hubiera podido de sustraerse de la telenovela del TIPNIS. ¿Cómo es que entre tantas notas periodísticas no se ha expuesto con claridad las demandas de los 16 puntos? ¿También es parte del “complot mediático”?
La solidaridad entre “indígenas” también explicaría la presencia de simpatizantes de CONAMAQ; aunque no explica la hostilidad de los “interculturales” (ex colonizadores) de Yucumo y de Palos Blancos, cuyo origen regional no es distinto al de los militantes de CONAMAQ . Aunque claro, si se acepta la ortodoxia oficial de que para ser “indígena” lo único necesario es declararse (delante de un empadronador del Censo o cualquier otro interlocutor más o menos público) “miembro de un pueblo indígena originario” entonces las y los ‘interculturales’ no serían indígenas, no importa de dónde proceden ni qué prácticas culturales tengan.
Se sabe que la razón geopolítica (como dice el vicepresidente Álvaro García Linera) para la carretera propuesta es la conexión de Trinidad y el Beni directamente con Cochabamba y el occidente del país sin tener que pasar por Santa Cruz, y de esa manera deshacer el control que Santa Cruz ejerce sobre el departamento beniano. Esto en sí basta para explicar el apoyo de la Gobernación de Santa Cruz y grupos afines con la causa de “defensa del TIPNIS” rechazando la carretera. También explica porque Ernesto Suárez, -Gobernador del Beni y de hecho uno de los opositores más férreos del MAS- es uno de los pocos que no ha salido en defensa de la marcha.
Pero el debate sobre las conexiones del Beni con el resto del país se han evaporado en el calor generado por el ensalzamiento de dos de los poster children más sagrado de la actualidad: el medioambiente y los pueblos indígenas.
Sobre el medio ambiente sólo voy a decir que la caridad empieza en la casa. Practico la agricultura ecológica en los Yungas y rehúso usar bolsas de plástico en las tiendas. Los que sí han marchado en defensa del TIPNIS sabrán analizar sus prácticas cotidianas y evaluar cuánto impacto ecológico tienen. Si son consecuentes en su cotidianeidad o lo compensan con el impacto objetivo (más allá del sentido subjetivo de auto complacimiento) de unas horas gritando consignas en la calle a favor del TIPNIS. También me pregunto si los afiches callejeros pro parque que muestran un jaguar en una celda policial o a punto de ser atropellado (o tal vez ya atropellado) por una vagoneta en una carretera, hubiera sido tan atractivos si hubieran escogido como víctima animal, digamos, a algún batracio de aspecto repelente. Voy a enfocarme en los Pueblos Indígenas.
¿Manipulados o manipuladores?
Ahora voy a enfocarme en los pueblos indígenas. Cada vez que se habla de la represión de la marca ocurrida el 25 de septiembre, se repite que bebés, niños y mujeres, embarazadas entre ellas, habían sido víctimas de la misma. En Yungas se criticó desde un principio la presencia de tantos niños y niñas en la marcha: “Eso no es marcha”, dijeron. “Además vacíos están caminando, sus bultos están trayendo en una camioneta. Eso no es marcha”. Añadieron que siendo una medida de protesta, se da por supuesto que una marcha pueda ser reprimida en cualquier momento, y por ese motivo jamás se trae a menores, tampoco a personas de tercera edad.
En los inicios de la marcha, la Defensoría de la Niñez, entre otros, objetó la presencia de infantes, pero no fueron retirados. La explicación fue: “Así siempre caminan ellos”. Con toda la familia, porque son nómadas y se trasladan en grupo, o al menos salen todos juntos a recolectar en el monte o pescar en el río; o sea, estos pueblos son tan, pero tan encerrados en su inocencia prístina de salvaje noble que no son capaces de distinguir entre una marcha de protesta frente al gobierno nacional y un paseo familiar para recoger frutas silvestres. Es poco importante si esta versión se originó con la comisión de prensa de la propia marcha o de algún otro activista bienintencionado.
El noble salvajismo ha sido tragado, por ejemplo, por una locutora de Radio Deseo, propiedad del colectivo feminista Mujeres Creando quienes también se han subido al carro del TIPNIS, quien expresó el 4 de octubre “A ellos (los hermanos indígenas) les gusta estar colgado del árbol como monos, estar paseando en el monte. Si así quieren vivir ¡nadie tiene derecho de negarles! ¡Todos tienen derecho de vivir a su manera!”
Así que una vez que la carretera cruce el TIPNIS, los pobres inocentes ni siquiera van a seguir pasando por el monte, donde, supongo, las frutas caen desde las ramas directo a sus bocas porque aún habitan en el Jardín de Edén y por tanto no conocen el trabajo con el sudor de la frente. Debe ser cierto pues, por eso sale toda la familia a la marcha porque, a diferencia de los yungueños que sí son pecadores, no necesitan quedarse a trabajar.
Tergiversación mediática y niños muertos
Sabemos que en realidad no hubo tal bebé muerto. Lo que pocos destacan es que, al menos según el periódico Página Siete, el comunicado inicial que indicó que existió el niño fallecido, salió de la comisión de prensa de la misma marcha. Tal vez fue un error en la confusión del momento y no una manipulación intencionada para provocar la simpatía y susto del público, aunque ningún vocero de la marcha ha salido para explicar eso.
Curiosamente, aparte de algún ciudadano que llamó una mañana a la Radio Erbol , nadie ha dicho que fue una irresponsabilidad total de los dirigentes de la marcha dejar que las pobres madres con sus niñitos, más las que estaban embarazadas, quedaran en las proximidades del bloqueo de los colonizadores cuando, después del “jaloneo” con el Canciller, era obvio que iba a haber algún tipo de enfrentamiento, sea con los colonizadores o con la policía o con ambos. ¿Por qué no los retiraron en dirección a San Borja el sábado 24 por la noche? ¿O es que esos bebés y madres eran en realidad escudos humanos no declarados, y se les estaba poniendo en peligro intencionadamente con la idea que así se ganaría más apoyo? Como una estrategia mediática, no cabe duda que ha sido un éxito fantástico. Pero ¿quién lo ideó? ¿era justificado utilizar a población vulnerable para ese fin? Me ha dado asco ver tantas personas llorando por esos niños y madres sin preguntar ¿quién les mantuvo en el lugar cuando se veía venir la represión, una represión nada fuera de lo común en docenas de marchas y bloqueos a lo largo de los años?
Sí me interesa la conservación de la biodiversidad, pero por eso lo que necesitamos son leyes ambientales que sean realmente efectivas, es decir instancias y mecanismos administrativos que los pongan en práctica: no declaraciones efusivas y sentimentales sobre la Madre Tierra , y menos la búsqueda de apoyo a través de la promoción de la lástima y “salvajes nobles imaginarios”. Por eso cuando entren en la ciudad de La Paz, no voy a salir a marchar en defensa del TIPNIS.
Miles de familias indígenas viven en Bolivia sumidas en la extrema pobreza desde la creación de la República, en 1825. El Estado Plurinacional, creado con la nueva CPE aprobada en 2009 ha devuelto la esperanza de un nuevo destino.
lunes, 3 de octubre de 2011
¿Golpe al Estado plurinacional?
Vamos a andar - Rafael Puente
- 22/09/2011
Resulta doloroso -en particular para quienes nos sentimos comprometidos con este proceso de cambio (e identificados con este Gobierno y este Presidente)-, ver que, en torno al conflicto del TIPNIS, se está atentando contra la esencia misma del Estado plurinacional.
Si nos preguntamos cuál es la formulación que niega y supera el viejo Estado colonial, la respuesta es el concepto de Estado plurinacional, ya que si el concepto colonial hace referencia a la supuesta superioridad de unos pueblos sobre otros, el concepto plurinacional viene a expresar nítidamente lo contrario. Pero además ¿por qué decimos pluri y no simplemente multinacional? Porque el término pluri hace referencia a la importancia de la diversidad, al respeto por las diferentes culturas y naciones, al margen de su importancia numérica. Por eso el artículo 5 de la Constitución enumera los 36 idiomas como igualmente válidos y oficiales, más allá de cuántos sean sus hablantes.
Sin embargo, en los últimos días estamos asistiendo a una suerte de calificación -o descalificación- de los pueblos indígenas de tierras bajas a partir de criterios cuantitativos: son pequeños para las tierras que ocupan, son poquitos para la representación política que ostentan, no son quién para poner condiciones al desarrollo que la mayoría anhela. Vemos con angustia que con esta visión descalificadora -sumada a la veneración por el viejo desarrollo que nunca nos trajo nada- en realidad estamos volviendo al antiguo concepto del Estado-nación con que soñaron los gestores del Estado del 52, para acabar nomás ratificando el Estado colonial.
Cómo me gustaría estar equivocado, o por lo menos mal informado, pero las noticias de cada día vienen a confirmar este sentimiento de angustia. Para empezar se prescindió de la consulta previa prevista por la Constitución; cierto que ahora se anuncia una consulta, pero ya no será previa, toda vez que el contrato con la OAS está firmado y los trabajos han empezado.
Luego el Gobierno hizo evidentemente esfuerzos por dialogar, pero eran esfuerzos meramente físicos (viajar al lugar una y otra vez), ya que desde el principio estaba claro que el diálogo no iba a cambiar la decisión ya tomada respecto de la carretera (actitud tristemente confirmada nada menos que por nuestro canciller, por lo demás nada sospechoso de actitudes coloniales). O sea, el diálogo era una mera formalidad.
Y finalmente viene la agresión represiva. Mientras la Policía levanta los bloqueos guaraníes en la carretera del sur -y lo hace con violencia, y con varios heridos-, en Yucumo la Policía no sólo no levanta el bloqueo de los colonizadores sino que lo refuerza, y practica la intimidación de los marchistas indígenas (hasta el extremo impensable de decomisarles alimentos y de dificultarles el acceso al agua).
Y ojo, todo esto no tiene que ver con una apreciación acerca de las 16 reivindicaciones del pliego de la CIDOB. Que éstas sean excesivas, que pudieran ser en algunos casos inaceptables, es otro tema. Lo coherente, cuando se respeta al otro, es discutir con él e intentar mostrarle sus errores, en ningún caso descalificarlo, llamarle salvaje, acusarlo de dejarse manipular por supuestas ONG que nadie se anima a enumerar, sacar a luz delitos de algunos de sus ex dirigentes, o acusarlo de estar con la oposición (supongamos que sí, ¿acaso los derechos constitucionales de los pueblos indígenas están condicionados a su posición política coyuntural?).
Y ahí está la marcha, detenida a las puertas de Yucumo y concitando la solidaridad de propios y extraños (por supuesto los extraños son los señores de la derecha que milagrosamente ahora vienen a interesarse por sus antiguos siervos y por lo poco que ellos nos dejaron de naturaleza).
Y hablando de la derecha: Cuando dichos señores tomaban instituciones públicas, maltrataban a indígenas, convocaban referéndums ilegales y no permitían la llegada del Presidente a dos tercios del territorio nacional, no les enviamos la Policía para reprimirlos (tuvimos sabia paciencia). ¿Por qué sí la enviamos ahora para reprimir a los mismos indígenas que esos señores maltrataban impunemente? ¿No es realmente un golpe contra el Estado plurinacional?
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
- 22/09/2011
Resulta doloroso -en particular para quienes nos sentimos comprometidos con este proceso de cambio (e identificados con este Gobierno y este Presidente)-, ver que, en torno al conflicto del TIPNIS, se está atentando contra la esencia misma del Estado plurinacional.
Si nos preguntamos cuál es la formulación que niega y supera el viejo Estado colonial, la respuesta es el concepto de Estado plurinacional, ya que si el concepto colonial hace referencia a la supuesta superioridad de unos pueblos sobre otros, el concepto plurinacional viene a expresar nítidamente lo contrario. Pero además ¿por qué decimos pluri y no simplemente multinacional? Porque el término pluri hace referencia a la importancia de la diversidad, al respeto por las diferentes culturas y naciones, al margen de su importancia numérica. Por eso el artículo 5 de la Constitución enumera los 36 idiomas como igualmente válidos y oficiales, más allá de cuántos sean sus hablantes.
Sin embargo, en los últimos días estamos asistiendo a una suerte de calificación -o descalificación- de los pueblos indígenas de tierras bajas a partir de criterios cuantitativos: son pequeños para las tierras que ocupan, son poquitos para la representación política que ostentan, no son quién para poner condiciones al desarrollo que la mayoría anhela. Vemos con angustia que con esta visión descalificadora -sumada a la veneración por el viejo desarrollo que nunca nos trajo nada- en realidad estamos volviendo al antiguo concepto del Estado-nación con que soñaron los gestores del Estado del 52, para acabar nomás ratificando el Estado colonial.
Cómo me gustaría estar equivocado, o por lo menos mal informado, pero las noticias de cada día vienen a confirmar este sentimiento de angustia. Para empezar se prescindió de la consulta previa prevista por la Constitución; cierto que ahora se anuncia una consulta, pero ya no será previa, toda vez que el contrato con la OAS está firmado y los trabajos han empezado.
Luego el Gobierno hizo evidentemente esfuerzos por dialogar, pero eran esfuerzos meramente físicos (viajar al lugar una y otra vez), ya que desde el principio estaba claro que el diálogo no iba a cambiar la decisión ya tomada respecto de la carretera (actitud tristemente confirmada nada menos que por nuestro canciller, por lo demás nada sospechoso de actitudes coloniales). O sea, el diálogo era una mera formalidad.
Y finalmente viene la agresión represiva. Mientras la Policía levanta los bloqueos guaraníes en la carretera del sur -y lo hace con violencia, y con varios heridos-, en Yucumo la Policía no sólo no levanta el bloqueo de los colonizadores sino que lo refuerza, y practica la intimidación de los marchistas indígenas (hasta el extremo impensable de decomisarles alimentos y de dificultarles el acceso al agua).
Y ojo, todo esto no tiene que ver con una apreciación acerca de las 16 reivindicaciones del pliego de la CIDOB. Que éstas sean excesivas, que pudieran ser en algunos casos inaceptables, es otro tema. Lo coherente, cuando se respeta al otro, es discutir con él e intentar mostrarle sus errores, en ningún caso descalificarlo, llamarle salvaje, acusarlo de dejarse manipular por supuestas ONG que nadie se anima a enumerar, sacar a luz delitos de algunos de sus ex dirigentes, o acusarlo de estar con la oposición (supongamos que sí, ¿acaso los derechos constitucionales de los pueblos indígenas están condicionados a su posición política coyuntural?).
Y ahí está la marcha, detenida a las puertas de Yucumo y concitando la solidaridad de propios y extraños (por supuesto los extraños son los señores de la derecha que milagrosamente ahora vienen a interesarse por sus antiguos siervos y por lo poco que ellos nos dejaron de naturaleza).
Y hablando de la derecha: Cuando dichos señores tomaban instituciones públicas, maltrataban a indígenas, convocaban referéndums ilegales y no permitían la llegada del Presidente a dos tercios del territorio nacional, no les enviamos la Policía para reprimirlos (tuvimos sabia paciencia). ¿Por qué sí la enviamos ahora para reprimir a los mismos indígenas que esos señores maltrataban impunemente? ¿No es realmente un golpe contra el Estado plurinacional?
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
Unas 1.000 entidades adecuaron sus normas a la ley
Página Siete
La Paz
Desde que se aprobó la Ley antirracismo, en octubre de 2010, alrededor de 1.000 entidades, entre públicas y privadas adecuaron sus reglamentos internos de personal o disciplinarios a la nueva norma.
El plazo para esta labor venció en abril, empero, existen otras instituciones que aún no realizaron este trabajo por lo que el Comité de Lucha Contra el Racismo prepara un proyecto de decreto supremo para que esa adecuación sea “obligatoria”.
“Se va sugerir al Órgano Ejecutivo que promulgue el Decreto que obligue a las entidades públicas y privadas cumplir con este mandato legal. Falta determinar cuántas entidades en total existen a nivel nacional; estamos trabajando con las gobernaciones para que nos remitan la información y esperamos tener el dato hasta fin de año”, manifestó Mario Machicado, director de la DGLCR.
Nuevos proyectos
La autoridad anunció que en 90 días se implementará una línea gratuita nacional para que la población realice consultas sobre cómo presentar las denuncias, si serán verbales o escritas y cuál será el procedimiento.
“Asimismo, se está trabajando un manual de procedimiento para que sea difundido en todo el país para que la población sepa cómo actuar en estos casos”, aseguró Machicado.
Además, se habilitará una página web para colgar las diferentes denuncias y así el ciudadano que vive en el interior no tenga que viajar hasta La Paz para conocer el estado de su caso.
Se trabaja, también, un plan de acción contra el racismo y toda forma de discriminación que será presentado hasta la primera quincena de octubre y así generará una coordinación con todas las entidades públicas para luchar contra este “flagelo”.
Seguimiento mediático
Según Machicado, hasta la fecha no se ha presentado ninguna denuncia contra algún medio de comunicación.
Sin embargo, la ley prevé que canales de televisión, radios y periódicos impresos además de digitales deben promover espacios de prevención y educación destinadas a precautelar el respeto a la dignidad e igualdad de todas las personas.
“Hay medios que cumplieron y otros que no; tienen hasta el 15 de agosto para remitir informes a nuestra dirección sobre los espacios que brindaron. Se reconocerá a los que cumplieron y se sancionará a los otros”, agregó.
La Paz
Desde que se aprobó la Ley antirracismo, en octubre de 2010, alrededor de 1.000 entidades, entre públicas y privadas adecuaron sus reglamentos internos de personal o disciplinarios a la nueva norma.
El plazo para esta labor venció en abril, empero, existen otras instituciones que aún no realizaron este trabajo por lo que el Comité de Lucha Contra el Racismo prepara un proyecto de decreto supremo para que esa adecuación sea “obligatoria”.
“Se va sugerir al Órgano Ejecutivo que promulgue el Decreto que obligue a las entidades públicas y privadas cumplir con este mandato legal. Falta determinar cuántas entidades en total existen a nivel nacional; estamos trabajando con las gobernaciones para que nos remitan la información y esperamos tener el dato hasta fin de año”, manifestó Mario Machicado, director de la DGLCR.
Nuevos proyectos
La autoridad anunció que en 90 días se implementará una línea gratuita nacional para que la población realice consultas sobre cómo presentar las denuncias, si serán verbales o escritas y cuál será el procedimiento.
“Asimismo, se está trabajando un manual de procedimiento para que sea difundido en todo el país para que la población sepa cómo actuar en estos casos”, aseguró Machicado.
Además, se habilitará una página web para colgar las diferentes denuncias y así el ciudadano que vive en el interior no tenga que viajar hasta La Paz para conocer el estado de su caso.
Se trabaja, también, un plan de acción contra el racismo y toda forma de discriminación que será presentado hasta la primera quincena de octubre y así generará una coordinación con todas las entidades públicas para luchar contra este “flagelo”.
Seguimiento mediático
Según Machicado, hasta la fecha no se ha presentado ninguna denuncia contra algún medio de comunicación.
Sin embargo, la ley prevé que canales de televisión, radios y periódicos impresos además de digitales deben promover espacios de prevención y educación destinadas a precautelar el respeto a la dignidad e igualdad de todas las personas.
“Hay medios que cumplieron y otros que no; tienen hasta el 15 de agosto para remitir informes a nuestra dirección sobre los espacios que brindaron. Se reconocerá a los que cumplieron y se sancionará a los otros”, agregó.
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